EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN
Capítulo X - por F. J. Alexander
Y
habló a mi alma la Voz del Gurú:
“Hombre, ¿dónde está tu fe? ¿Eres acaso una bestia para temblar ante cada peligro? ¡Hasta tanto no logres sobreponerte a la idea del cuerpo, no podrás realizar la Verdad! ¿Eres acaso un cadáver? ¿Seguirás siempre danzando en este cieno de suciedad física? ¡Sal de tu pequeñez! ¡Avanza! ¡Sé un hombre! ¿Dónde está tu Divinidad, si para siempre queda inexpresada? ¿Acaso eres tan importante que el mundo necesite de ti? Vence al yo (ego) con el YO (SER). ¡Sé libre! Si te empeñas en conseguir lo Indestructible, no sentirás el contacto de la muerte, porque habrás perdido el conocimiento de lo que es la muerte. Tuya será la Inmortalidad. El mundo entero ha estado esforzándose por expresar la Realidad; y en ese empeño, el primer éxito consiste en la formación del carácter. El carácter lo es todo. ¡Construye tu carácter! ¡Construye tu carácter! ¡A cada hora construye tu carácter! ¡Descansa en espíritu sobre lo Inmortal, e inmortal llegarás a ser! Fija tu morada en la Realidad. Y entonces no habrá ya nacimiento ni muerte, ni ninguna de las varias experiencias de la vida, capaz de amedrentarte”.
“¡Suelta tu cuerpol ¡Cesa de adherirte a él! ¡Libérate en la mente! El significado entero de la religión y de la ética, es que debemos sobreponernos a la conciencia anima!, encerrada en el sexo y en el miedo, en el dormir y el comer. ¡Suéltala! ¡Deja de asirte a tu cadáver! ¡Llámalo cadáver, considéralo como tal a toda hora! No lo recubras con paños de oro. Es inmundo. Sólo el Espíritu es real. La conciencia del Espíritu es la inmortalidad. El pensar pensamientos inmortales te conduce a la Eternidad. ¡Sé valiente! ¡Sé intrépido! ¡Sé resistente como el diamante! ¿Deseas realizar a Dios? Pues entonces, hijo mío, no ha de quedarte mucho tiempo para el cuidado de tu cuerpo. Ahora es el momento: ahora mismo tienes la oportunidad. Eres hijo de la Realidad, tu naturaleza es lo Verdadero. Zambúllete, pues, en las Vivientes Aguas de la Vida del Alma. ¡No temas! ¡Aprende a elevarte por encima de las alegrías o miserias de la vida! ¡Recuerda que eres el Alma! ¡Recuerda que eres el Yo!”
“Desciende a lo más profundo, desciende a las honduras de tu ser. Y verás que eres fuerte. Llega hasta el fondo de tu naturaleza. Allí descubrirás que eres sincero en tu esfuerzo espiritual. ¡Qué importan algunos deslices! Aprende que, tanto el miedo como la debilidad, son físicos; surgen del cuerpo —ese nido de ensueños— pero, en tu naturaleza íntima, tú eres libre y no sientes miedo. ¡Entona un canto de fuerza hijo mío! ¡Entona un canto de fuerza! Eres el hijo de la Inmortalidad. Tu punto de destino es la Realidad. ¿Qué son estas fugaces experiencias de un día, sino fantasmas del Vasto Espejismo? ¡Diviniza la vida o niégala! Poco importa cómo lo logres, con tal que realices la Divinidad; lo mismo da que tu método sea positivo o negativo”.
“Y surgió en mi alma un sentimiento de paz. Surgió una gran calma; y en su quietud, revelóse de repente el pasivo poder de la Omnipotencia, poder que todo lo penetra. Era un poder que dio fuerzas a mi alma. Y, en este estado de conciencia, percibí la Voz de mi Gurú, que habló: “Soy la eternidad que está más allá del tiempo, sí, y dentro del tiempo. Tenga o no cuerpo, todo es el Espíritu.
“Hombre, ¿dónde está tu fe? ¿Eres acaso una bestia para temblar ante cada peligro? ¡Hasta tanto no logres sobreponerte a la idea del cuerpo, no podrás realizar la Verdad! ¿Eres acaso un cadáver? ¿Seguirás siempre danzando en este cieno de suciedad física? ¡Sal de tu pequeñez! ¡Avanza! ¡Sé un hombre! ¿Dónde está tu Divinidad, si para siempre queda inexpresada? ¿Acaso eres tan importante que el mundo necesite de ti? Vence al yo (ego) con el YO (SER). ¡Sé libre! Si te empeñas en conseguir lo Indestructible, no sentirás el contacto de la muerte, porque habrás perdido el conocimiento de lo que es la muerte. Tuya será la Inmortalidad. El mundo entero ha estado esforzándose por expresar la Realidad; y en ese empeño, el primer éxito consiste en la formación del carácter. El carácter lo es todo. ¡Construye tu carácter! ¡Construye tu carácter! ¡A cada hora construye tu carácter! ¡Descansa en espíritu sobre lo Inmortal, e inmortal llegarás a ser! Fija tu morada en la Realidad. Y entonces no habrá ya nacimiento ni muerte, ni ninguna de las varias experiencias de la vida, capaz de amedrentarte”.
“¡Suelta tu cuerpol ¡Cesa de adherirte a él! ¡Libérate en la mente! El significado entero de la religión y de la ética, es que debemos sobreponernos a la conciencia anima!, encerrada en el sexo y en el miedo, en el dormir y el comer. ¡Suéltala! ¡Deja de asirte a tu cadáver! ¡Llámalo cadáver, considéralo como tal a toda hora! No lo recubras con paños de oro. Es inmundo. Sólo el Espíritu es real. La conciencia del Espíritu es la inmortalidad. El pensar pensamientos inmortales te conduce a la Eternidad. ¡Sé valiente! ¡Sé intrépido! ¡Sé resistente como el diamante! ¿Deseas realizar a Dios? Pues entonces, hijo mío, no ha de quedarte mucho tiempo para el cuidado de tu cuerpo. Ahora es el momento: ahora mismo tienes la oportunidad. Eres hijo de la Realidad, tu naturaleza es lo Verdadero. Zambúllete, pues, en las Vivientes Aguas de la Vida del Alma. ¡No temas! ¡Aprende a elevarte por encima de las alegrías o miserias de la vida! ¡Recuerda que eres el Alma! ¡Recuerda que eres el Yo!”
“Desciende a lo más profundo, desciende a las honduras de tu ser. Y verás que eres fuerte. Llega hasta el fondo de tu naturaleza. Allí descubrirás que eres sincero en tu esfuerzo espiritual. ¡Qué importan algunos deslices! Aprende que, tanto el miedo como la debilidad, son físicos; surgen del cuerpo —ese nido de ensueños— pero, en tu naturaleza íntima, tú eres libre y no sientes miedo. ¡Entona un canto de fuerza hijo mío! ¡Entona un canto de fuerza! Eres el hijo de la Inmortalidad. Tu punto de destino es la Realidad. ¿Qué son estas fugaces experiencias de un día, sino fantasmas del Vasto Espejismo? ¡Diviniza la vida o niégala! Poco importa cómo lo logres, con tal que realices la Divinidad; lo mismo da que tu método sea positivo o negativo”.
“Y surgió en mi alma un sentimiento de paz. Surgió una gran calma; y en su quietud, revelóse de repente el pasivo poder de la Omnipotencia, poder que todo lo penetra. Era un poder que dio fuerzas a mi alma. Y, en este estado de conciencia, percibí la Voz de mi Gurú, que habló: “Soy la eternidad que está más allá del tiempo, sí, y dentro del tiempo. Tenga o no cuerpo, todo es el Espíritu.
En el corazón existe siempre la Unidad. En el corazón existe siempre
la Paz. Muy por debajo de la tempestad desencadenada en la superficie, muy por
debajo de las olas de multiplicidad y lucha, y del dolor que de ambas deriva,
está la Corriente Submarina de la Realidad”.
“¡Tat Tvam Asi! ¡Tat Tvam Asi!”
“¡Tat Tvam Asi! ¡Tat Tvam Asi!”