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martes, 26 de mayo de 2015

El despertar y la práctica de ser consciente de sí mismo por Atman Nityananda


El despertar y la práctica de ser consciente de sí mismo 
por Atman Nityananda
Cuando nos identificamos con lo que NO ES (objetos, cuerpo, etc.) y "olvidamos" lo que ES (nuestro verdadero Ser, conciencia pura) sufrimos de varias maneras. La separación y el sufrimiento psicológico tienen su origen en las identificaciones ilusorias creadas por el ego y el ´olvido´ de nuestro Ser verdadero, que su naturaleza es Existencia, Conciencia y Bienaventuranza eterna y absoluta. 
No nos podemos despertar a nuestra naturaleza verdadera y vivir plenamente en amor, paz y armonía, si estamos siempre identificados con los pensamientos, las emociones, las impresiones sensoriales, los objetos y el cuerpo físico. -Es un hecho que nos identificamos con el cuerpo y los pensamientos que el ego utiliza con el fin de llevarnos hacia los placeres sensuales
Ser consciente de mí mismo es esencial si queremos despertar a nuestro Ser verdadero que es Felicidad y Paz eterna. Ser consciente de mí mismo es la base de la espiritualidad y todo lo que hacemos y practicamos tiene que estar relacionado con esto.
El ´olvido´ de nuestro ser y la identificación con los pensamientos, los objetos, las emociones etc. suceden simultáneamente. Por lo tanto, si queremos ser conscientes de nosotros mismos tenemos que dejar de identificarnos con los objetos y las situaciones externas, los pensamientos, las emociones, los deseos, etc ..  Para establecernos en la auto-consciencia, es muy importante hacer prácticas como repetición de mantras, respiraciones conscientes, meditación y auto-indagación. 
Otra forma muy poderosa para evitar el ´olvido´ de nosotros mismos (es decir, permanecer conscientes de nuestro ser) es hacer una y otra vez las siguientes preguntas.

¿Soy, aquí y ahora, consciente de mí mismo?
¿Qué me impide ahora ser consciente de mí mismo?
¿A quién surge este pensamiento (o este deseo, este gusto o disgusto, esta emoción etc.?)
Cuando hacemos estas preguntas hace falta ser muy atentos y ver, sentir y notar claramente lo que sucede en nosotros. 
Si estamos en un estado de identificación este proceso nos ayudará a salir de esta identificación y a ser conscientes de sí mismo.

Recuerda que la interrupción de la identificación y el recuerdo de nuestro propio ser suceden al mismo tiempo. Porque los dos estados de conciencia, o sea ser conscientes de nosotros mismos y estar identificados no pueden ocurrir simultáneamente. No podemos ser conscientes de nosotros mismos y, al mismo tiempo, estar identificados.
Para no olvidarnos de ser conscientes de nosotros mismos tenemos que hacer las preguntas, antes mencionadas, una y otra vez. Es importante también que cada uno invente sus propias preguntas y pautas para lograr eso. Igual de importante es saber lo que es "ser consciente de mí mismo" (auto-consciente). Es muy sencillo, pero hace falta aclarar y profundizar en esto.
Aquí expresaré unas ideas fundamentales sobre el "ser consciente de mí mismo" que a continuación tú tienes que investigar, indagar y verificar una y otra vez para que lo captes bien. 
Ser consciente de mí mismo significa ser consciente de la sensación abstracta «yo soy» o «yo existo». Este sentido ("Yo existo" o "Yo soy") es abstracto, pero al mismo tiempo es muy familiar, ya que es lo que somos.
La cuestión es que el ego crea una identificación mutua entre la consciencia (que es nuestro Ser verdadero, el silencio interior) y el cuerpo físico. Esta identificación mutua nos hace percibir que esta sensación de «yo soy» o «yo existo» pertenece al cuerpo físico y por eso creemos que somos el cuerpo. A causa de esta identificación mutua nos sentimos «yo soy el cuerpo» o para decirlo mejor 'el cuerpo es yo´ y me llamo Juan, Elisa, Pedro etc. Esta ilusión e identificación principal es la base de todas las demás identificaciones, confusiones e ilusiones que el ego crea en nosotros.
Pero no te preocupes si al principio mientras tratas de ser consciente de la sensación de «yo soy» o «yo existo», esta sensación se mezcla con el cuerpo. En realidad, cuando tratamos de ser conscientes de nuestro cuerpo de manera voluntaria y con atención esto nos ayuda mucho a salir (desidentificar) del los pensamientos, emociones, objetos, etc., y ser conscientes de nosotros mismos. Hay que utilizar también nuestra mente inteligentemente con el fin de establecernos en el sentido de «yo soy». Poco a poco, según el tiempo que hayamos conseguido permanecer conscientes de nosotros mismos y de acuerdo con la devoción, la sinceridad y el entusiasmo que ponemos en esta práctica, la capacidad de permanecer conscientes de nosotros mismos se incrementará. Es cierto también que para desarrollar esta capacidad (de ser conciencentes de nosotros mismos) nos ayudará mucho la eliminación de las tendencias egoistas y el aumento del sattva guna en la mente.
Fíjate que es muy importante hacer todas las prácticas espirituales y todas las demás acciones diarias, en un estado de alerta y siendo conscientes de nosotros mismos. No podemos llegar a un nivel superior de consciencia si seguimos identificados con los pensamientos, las emociones, la mente y los objetos y ´olvidamos´ a nosotros mismos.

Es muy importante reconocer y ser consciente de la sensación de «yo soy», porque vamos a tener una visión más amplia y más clara acerca de nosotros, las tendencias del ego y de la vida. Si somos capaces de establecernos en ese sentido "Yo soy", entonces podemos descubrir más fácilmente los juegos del ego y comprenderlos, incluso los patrones del ego más ocultos en el subconsciente. Si estamos bien establecidos en el «yo soy», será muy difícil identificarnos con los patrones mentales y emocionales compulsivos y así podremos seguir, con mas facilidad, ser conscientes de nuestro propio ser.
Cuando en un momento inesperado nos despertemos del sueño de que somos el cuerpo y sintamos de que esta sensación de «yo soy» no pertenece al cuerpo, cuando nos demos cuenta de que no somos un cuerpo llamado ´tal y tal´ sino que somos la presencia consciente (el silencio interior), entonces seremos capaces de permanecer más fácilmente conscientes de nosotros mismos y desapegados de los movimientos de la mente y los objetos externos. Querría aquí aclarar que el despertar no es algo que podemos hacer voluntariamente, sino es algo que puede suceder cuando las condiciones son adecuadas -la mente es muy pura y preparada por las prácticas y por la gracia de Dios.

Cuando suceda el despertar toda la tensión, la agonía y la impaciencia por encontrar la verdad se desvanecerán, nos relajaremos y nuestra experiencia en el día a día  será completamente diferente. Después del despertar seremos consientes de lo que estábamos buscando desde hace mucho tiempo, de nuestra verdadera naturaleza y de nuestro verdadero Ser que es la fuente y el apoyo de nuestra existencia humana, nuestro guía y nuestro destino. La intensidad y la claridad del despertar es diferente para cada uno y el estado de consciencia después de despertar está relacionado con la cantidad de ego que se ha eliminado hasta aquel momento.
 
Fijate que nuestro trabajo interior no termina después del despertar, a menos que el ego haya sido completamente eliminado. El despertar disuelve esta actitud (propia del ego) de luchar con la vida y nos permite fluir con ella y  hacer todas las prácticas con un estado de la conciencia totalmente diferente.

El despertar es un paso decisivo en nuestro camino hacia la libertad de la mente egotista y la realización completa de que somos Conciencia Divina.

Paz, Luz y Amor

jueves, 19 de febrero de 2015

EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN Capítulo XV, por F. J. Alexander


"Nadie, sino uno mis­mo, puede salvarse a sí mismo''

“Por consiguiente, levántate. 
Muéstrate diligente y no te detengas hasta alcanzar la meta.'' 

EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN
Capítulo XV, por F. J. Alexander


Cuando todo era silencio, apareció en las profundidades de la meditación el Gurú, diciendo: 

“Hijo mío, medita en el Poder que es la forma de la Madre, y luego, trascendiendo cuanto miedo pueda inspirarte dicho Poder, ve más allá de ese Poder; ve al Espíritu de la Madre, que es Paz. No tiembles ante las incertidumbres de la vida. Aunque se te aparezcan todos los aspectos de lo Terrible y se multipliquen por mil, recuerda que sólo pueden afectar al yo físico y nunca al yo es­piritual”.

“Muéstrate tenaz y firme en todas las ocasiones, teniendo plena conciencia de que el Espíritu es indestructible. Toma tu puesto en aquello que es el YO (SER). En nada creas, salvo en aquella Realidad que es innata e idéntica en todos. Permanecerás entonces impertérrito, tanto en la tempestad co­mo en la seducción de las apariencias. Lo que vie­ne y se va no es el YO (SER). Identifícate con el YO (SER), no con la forma. Lo transitorio predomina en el reino de las cosas, en el mundo objetivo; sólo lo perma­nente perdura en aquel reino de la eterna subje­tividad, donde gobierna la conciencia del Espíritu, libre de las formas del pensamiento y los sentidos”.

“Aquello que es Verdadero es inconmensurable, como el vasto océano; nada puede limitarlo o circunscribirlo. Los predicados de existencia no pue­den aplicarse a ese Océano sin costas de la Divini­dad, que se abalanza sobre el YO(SER) —como YO (SER)— en las cumbres de la Realización”.

“La miseria del mundo está en razón directa del deseo. No tengas, pues, afectos ciegos. No te ligues a nada. Aspira a ser; no ambiciones poseer. ¿Puede alguna posesión satisfacer tu Verdadera Naturale­za? ¿Te dejarás ligar por COSAS? Desnudo viniste al mundo; desnudo te irás, cuando te llegue la inti­mación. ¿De qué, entonces, has de sentir falso orgu­llo? Sean tus bienes aquellos tesoros que no perecen. El aumento del Conocimiento Interno es su propia recompensa. Cuanto más perfeccionas tu naturale­za, tanto más fácilmente adquieres aquellos eternos bienes con los cuales, al llegar la hora, conquista­rás el Reino del YO (SER)”.

“Por consiguiente, desde este mismo instante, ve y crece hacia adentro; no hacia afuera. Invierte el orden de la experiencia. Retírate de la vida sen­sual vivida por placer. Espiritualízalo todo. Con­vierte al cuerpo en tabernáculo para el Espíritu y deja que el Alma se revele más y más cada día. Se irá dispersando, entonces, esa oscuridad que es ignorancia; y esa luz, que es la Divina Sabiduría, se irá revelando gradualmente. Todas las fuerzas del universo están a tu espalda, actuando armó­nicamente, para ayudar a tu progreso, sólo con que quieras enfrentar a la Verdad. Como dijo el Señor Buddha: "Sólo los Tathágatas (1) son grandes predicadores; vosotros sois quienes debéis hacer el esfuerzo." Sí, sólo los Maestros pueden transmitir sabiduría; el discípulo DEBE asimilarla; y esta asi­milación es la formación del carácter; es convertir la sabiduría en suya propia. Nadie, sino uno mis­mo, puede salvarse a sí mismo”.

“Por consiguiente, levántate. Muéstrate diligente y no te detengas hasta alcanzar la meta. ¡Tal es el Mandamiento de los Upanishads!” (2)

“Así como la fiera salvaje persigue su presa; así como el esclavo de sus pasiones procura satisfacer su lujuria; o como el que está muriendo de ham­bre anhela comida, y el que se está ahogando pide auxilio, con esa misma intensidad y fortaleza de espíritu busca tú la Verdad. Como el león, a quien no amedrentan los ruidos; como el león, in­trépido y libre; como el león, vaga tú por el mun­do, resuelto a adquirir la Verdad. Para ello se necesitan fuerza infinita e infinita intrepidez. Avan­za sin miedo, sabiendo que todas las limitaciones estallarán para abrirte paso, que todos los cami­nos torcidos se enderezarán, si unes todas las fuer­zas de tu Alma y si, valientemente, arrancas la MÁSCARA”.

“¿Buscas a Dios? Pues sabe que, cuando hayas visto al YO (SER), el YO
(SER) se te revelará como Dios." 

“¡Om Tat Sat!”

¡Y la Voz del Gurú penetró en el Silencio que es Paz, y su forma en el Esplendor que es Dios!

NOTA
1 Tathágatas: los Buddhas, los iluminados.
2 Upanishads: antiguos textos místicos donde se expone la filosofía Vedanta

martes, 17 de febrero de 2015

EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN - Capítulo VI, por F. J. Alexander

 
EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN
Capítulo VI, por F. J. Alexander
En la hora de la meditación, hablando consigo misma, dice el alma:

“La Paz reside en el Silencio. Y para lograr esa Paz debes ser fuerte; el silencio llega cuando el tumulto de los sentidos queda aho­gado en lo Poderosa Quietud de la Renunciación. Eres un vagabundo en el desierto del mundo. No te detengas, que podrías perecer a la vera del ca­mino. Constituye tu caravana con buenos pensa­mientos; haz provisión de las Aguas de la Fe Viva. Cuídate de los espejismos. La meta no está allá. No te dejes seducir por el atractivo de las cosas ex­ternas. Renunciándolo todo, ve por aquellos sen­deros que te conduzcan a la soledad del conoci­miento íntimo de ti mismo. No sigas a los muchos que han sido atrapados en la red de la multiplici­dad. Ve por aquellos senderos que huellan los santos y por donde avanzan, solos y separados, ha­cia la Meta de la Unidad. Atrévete a ser valiente. Para vencer basta hacer el esfuerzo inicial. No va­ciles. Zambúllete en la santidad. De un solo y loco salto arrójate al Océano de Dios. La Divinidad es el Fin. ¡Ningún otro fin puede existir para ti en la naturaleza de las cosas, oh tú, refulgente rayo del Ser Resplandeciente!”

“Apresúrate, pues te podrías arrepentir. Fustiga los corceles del celo religioso y de la potente fe. Hazte añicos si fuese necesario. No toleres que nada se interponga en tu sendero. No es tu destino un destino fortuito. Avanza con ánimo firme y fuerte, que tu punto de destino es la Realidad. En verdad, tú mismo eres la propia Realidad. ¡Sé libre! No existe en todo el idioma de la realización del Yo, palabra tan valiosa como: "fuerza". Al principio, al final, y siempre ¡sé fuerte! Sin temor a los cie­los ni a los infiernos, a los dioses ni a los demonios, ¡avanza! Nada logrará vencerte. Dios Mismo se verá obligado a servirte, porque Él se siente atraído por Aquello que está en ti y es Él. Y así, la Unidad resulta ser la Esencia del Sublime e Interno Conocimiento de Aquello que está en ti; —Aquello, que es tu verdadero ser, es Dios. En verdad tú mismo eres Divino”.

“¡Tat Tvam Asi! ¡Hari Om Tat Sat!”

“¡Tienes que creer! ¡Ten fe en tu Yo! ¿Cómo pue­des creer en Dios, si no crees en tu propio YO? Debes salvarte a ti mismo. "Dios ayuda a quienes se ayu­dan a sí mismos". Traba conocimiento con tu YO Real; Júzgalo con criterio espiritual. Comprende que no eres el cuerpo, ni siquiera eres el pensamiento. El pensamiento es el procedimiento para ver, pero el fin es la visión. Por consiguiente, la verdad final es la Realización. El mandato final es: "¡Hombre, conoce tu YO!"; hombre, realiza tu naturaleza. ¡Fe! ¡Fe! ¡Fe! Todo depende de la fe. No de la fe que es creencia, sino de la Fe que es Visión. No existe más pecado que la duda; aprende a rechazar la duda co­mo rechazarías un veneno. El dudar del propio YO es verdaderamente una blasfemia. No temas a na­die, no, ni siquiera a Dios, porque Dios debe ser amado, no temido. ¿Cómo puedes sentir miedo de tu YO? ¡Y Dios es el YO tuyo! ¡Nada existe sino Dios! ¡Y tú eres Aquello! Por consiguiente, ¡Des­pierta, levántate y no te detengas hasta alcanzar la meta! Tal es el Evangelio del Bienaventurado”.

EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN - Capítulo X, por F. J. Alexander


EN LAS HORAS DE MEDITACIÓN
Capítulo X -  por F. J. Alexander

Y habló a mi alma la Voz del Gurú:

“Hombre, ¿dónde está tu fe? ¿Eres acaso una bes­tia para temblar ante cada peligro? ¡Hasta tanto no logres sobreponerte a la idea del cuerpo, no podrás realizar la Verdad! ¿Eres acaso un cadáver? ¿Seguirás siempre danzando en este cieno de su­ciedad física? ¡Sal de tu pequeñez! ¡Avanza! ¡Sé un hombre! ¿Dónde está tu Divinidad, si para siem­pre queda inexpresada? ¿Acaso eres tan impor­tante que el mundo necesite de ti? Vence al yo (ego) con el YO (SER). ¡Sé libre! Si te empeñas en conseguir lo Indestructible, no sentirás el contacto de la muerte, porque habrás perdido el conocimiento de lo que es la muerte. Tuya será la Inmortalidad. El mundo entero ha estado esforzándose por expresar la Realidad; y en ese empeño, el primer éxito con­siste en la formación del carácter. El carácter lo es todo. ¡Construye tu carácter! ¡Construye tu ca­rácter! ¡A cada hora construye tu carácter! ¡Des­cansa en espíritu sobre lo Inmortal, e inmortal lle­garás a ser! Fija tu morada en la Realidad. Y en­tonces no habrá ya nacimiento ni muerte, ni nin­guna de las varias experiencias de la vida, capaz de amedrentarte”.

“¡Suelta tu cuerpol ¡Cesa de adherirte a él! ¡Li­bérate en la mente! El significado entero de la re­ligión y de la ética, es que debemos sobreponernos a la conciencia anima!, encerrada en el sexo y en el miedo, en el dormir y el comer. ¡Suéltala! ¡Deja de asirte a tu cadáver! ¡Llámalo cadáver, considé­ralo como tal a toda hora! No lo recubras con pa­ños de oro. Es inmundo. Sólo el Espíritu es real. La conciencia del Espíritu es la inmortalidad. El pensar pensamientos inmortales te conduce a la Eternidad. ¡Sé valiente! ¡Sé intrépido! ¡Sé resisten­te como el diamante! ¿Deseas realizar a Dios? Pues entonces, hijo mío, no ha de quedarte mucho tiem­po para el cuidado de tu cuerpo. Ahora es el mo­mento: ahora mismo tienes la oportunidad. Eres hijo de la Realidad, tu naturaleza es lo Verdadero. Zambúllete, pues, en las Vivientes Aguas de la Vida del Alma. ¡No temas! ¡Aprende a elevarte por enci­ma de las alegrías o miserias de la vida! ¡Recuerda que eres el Alma! ¡Recuerda que eres el Yo!”

“Desciende a lo más profundo, desciende a las honduras de tu ser. Y verás que eres fuerte. Llega hasta el fondo de tu naturaleza. Allí descubrirás que eres sincero en tu esfuerzo espiritual. ¡Qué importan algunos deslices! Aprende que, tanto el miedo como la debilidad, son físicos; surgen del cuerpo —ese nido de ensueños— pero, en tu natu­raleza íntima, tú eres libre y no sientes miedo. ¡En­tona un canto de fuerza hijo mío! ¡Entona un can­to de fuerza! Eres el hijo de la Inmortalidad. Tu punto de destino es la Realidad. ¿Qué son estas fugaces experiencias de un día, sino fantasmas del Vasto Espejismo? ¡Diviniza la vida o niégala! Poco importa cómo lo logres, con tal que realices la Di­vinidad; lo mismo da que tu método sea positivo o negativo”.

“Y surgió en mi alma un sentimiento de paz. Sur­gió una gran calma; y en su quietud, revelóse de repente el pasivo poder de la Omnipotencia, po­der que todo lo penetra. Era un poder que dio fuerzas a mi alma. Y, en este estado de conciencia, percibí la Voz de mi Gurú, que habló: “Soy la eternidad que está más allá del tiempo, sí, y dentro del tiempo. Tenga o no cuerpo, todo es el Espíritu. 
En el corazón existe siempre la Uni­dad. En el corazón existe siempre la Paz. Muy por debajo de la tempestad desencadenada en la super­ficie, muy por debajo de las olas de multiplicidad y lucha, y del dolor que de ambas deriva, está la Corriente Submarina de la Realidad”.

“¡Tat Tvam Asi! ¡Tat Tvam Asi!”


miércoles, 3 de diciembre de 2014

¿Son el amor y el odio opuestos? por Atman Nityananda


¿Son el amor y el odio opuestos?

Parece que sí, pero no son. Los opuestos son las dos caras de una misma cosa, por ejemplo, opuestos son los polos positivo y negativo de un imán. En nuestra psique el gusto y el digusto son dos expresiones opuestas del ego.

Pero el odio y el amor son dos ´cosas´ completamente differentes. El odio es una energía egoista y el amor es la esencia en la cual todo el universo con sus dualidades y polaridades aparece.

Obviamente el odio, así como el miedo, la ira, los celos y todas las cualidades egoistas son en contra del amor, de la unidad, de otras personas o de cualquier otra cosa, pero el amor no se opone a nadie y a nada. El amor lo abarca todo, acepta y abraza todo, incluido el odio y todas las tendencias egoistas. El amor en sí mismo no tiene opuestos, no tiene partes, poles y limitaciones.

El amor es unidad absoluta, y por eso todo existe en el amor, respira en el amor, aspira encontrar el amor y esencialmente todo es amor. Somos amor y uno con Dios, porque Dios es amor y amor es Dios.

               Paz, Luz y Amor



domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Qué es la no-dualidad? por Nityananda Atman


¿Qué es la no-dualidad?
por Nityananda Atman

1. Todo lo que hay, es Brahman (Consciencia). Este Brahman es no dual y más allá de la forma, tiempo, espacio y causalidad. Es una masa homogénea de consciencia sin partes y sin ningún tipo de diferenciación.

2. La creación (todo el universo, todas las formas densas y sutiles) y el creador (Consciencia) son Uno.

La creación no tiene una existencia independiente de la conciencia.
La creación es una aparición en la consciencia.
Para ser más precisos la Consciencia aparece como creación debido a la mente
universal y las mentes individuales.

3. La Consciencia individual es la Consciencia universal. 

Todo es la nodual Realidad
cuya naturaleza es Existencia- Consciencia - Bienaventuranza
y TODOS SOMOS ESO
 

Paz, amor, armonia


viernes, 14 de noviembre de 2014

La mente y la dualidad por Atman Nityananda

 
Dios y la mente universal coexisten. En la mente cósmica (o mente de Dios) no hay dualidad. En la mente de Dios hay solo perfección, es el reino de Dios, y la mente y Dios son Uno, no hay separación, hay solo unidad. (~Dios es la consciencia o existencia pura)
La mente de los seres humanos.

La mente humana no está separada de la mente de Dios. La mente humana es una parte de la mente de Dios.  Por supuesto, la mente humana no es solo la mente pensante sino tiene muchos niveles (ver aqui). Si los seres humanos no tuvieran mente serían animales. Gracias a la mente podemos realizar la verdad y tomar consciencia de que esencialmente somos Dios mismo, es decir que la consciencia individual (nuestro Ser verdadero) y la consciencia universal (DIOS) son idénticas. .

La naturaleza de la mente es sattva y cuando es pura, refleja perfectamente la Consciencia non dual Divina  y vivimos en plena paz, amor y bienaventuranza y unidos con todo lo que existe. Lo que pasa hoy en día en la tierra es que las mentes de la mayoría de la gente están contaminadas por las energias egoicas y las cualidades de rajas y el tamas.

La mente ´inferior´ (manas e intellecto) funciona en modo dualístico y crea separación porque está contaminada por las energias egoicas (rajásicas y tamásicas junto con sus cualidades como deseo, ira, miedo, ansiedad, impaciencia, envidia, avaricia, lujuria etc.). La mente ´inferior´ es solo una parte de la mente. Hay también la parte interior o superior (Buddhi-indeligencia) que no funciona plenamente a causa de la enegias egoicas.

La mayoria de la gente está identificada con esta mente ´inferior´ impura que disfunciona y crea todas las formas del conflicto y sufrimiento.

Cuando, por prácticas espirituales, el Buddhi empieza a funcionar independientemente de la mente egoica, entonces somos capaces de
liberar la mente inferior (manas y intellecto) de las energías egoicas. Y el Buddhi, una vez liberado de las energías egoicas, funciona según su capacidad y nos facilita caminar hacia la libertad.

Vigilancia, discernimiento, lógica pura, entendimiento, comprensión e intuición, son las cualidades inteligentes y poderosas de nuestro Buddhi (o inteligencia). El poder y la inteligencia d
el Buddhi se deben al reflejo de la conciencia divina sobre el. Cuando el Buddhi se ha purificado desarolla sus capacidades en gran medida y nos ayuda a eliminar las energias egoicas y a realizar nuestro verdadero SER que es idéntico con DIOS .

Sobre la dualidad

Sí que hay dualidad (más concreto: polaridad· polaridad no significa separación sino las dos caras de la misma cosa) y pluralidad en el cosmos pero no hay separación. Pero la función dualística de la mente egoica no causa solo polaridad sino separación, y esta separación es la base del sufrimiento y del caos que vemos hoy en día en el mundo. 
Por ejemplo, el odio y el amor no son los dos polos de la misma energía. El odio es solo una apariencia superficial en el universo. El odio es una energía que rechaza, se opone y ataca a los otros seres. Pero el amor abraza y acepta a todos los seres tal como son, incluso todas sus expresiones negativas que el ego causa. El polo contrario del odio es la atracción y el placer. Cuando alguien nos es agradable y nos da placer (en nivel corporal, sentimental o mental) tenemos una actitud positiva hacia él, sentimos una atracción y queremos compartir cosas con él. Pero cuando nos hace sufrir o creemos que es la causa de nuestro sufrimiento  entonces esta atracción y emoción positivas (que nosotros confundimos con el amor verdadero) se convierte en ira y odio. La misma energía de placer y sensaciones y emociones agradables se convierte en ira y odio. El amor está más allá de estas energías egoicas. El amor nunca cambia y nunca se convierte a odio o cualquier otra cualidad negativa (no me refiero aqui al amor condicionado de los seres humanos). Independientemente de las circunstancias, de la actitud y del comportamiento de los demás el amor siempre abraza y acepta a todo sin pedir algo a cambio.
Conclusión: El odio crea una separación entre los seres y entre los seres y Dios, mientras que en contraste el amor nos une con los demás y Dios mismo. En realidad amor es Dios y Dios es Amor. 
 Polaridad y dualidad
Las polaridades dualísticas de la vida funcionan en armonía (según su dharma) y permiten que la vida desarolle plenamente todo su potencial. Por ejemplo, las fuerzas magnéticas (atracción y repulsión) de la tierra y del sol trabajan en armonía y mantienen la tierra en una órbita estable alrededor del sol. Y esto permite el desarollo de la vida en la tierra.

Al contrario las dualidades de la mente ´inferior´ (gusto/disgusto, atración/repulsιón) causan disfunción y sufrimiento porque son sólo desviaciones o distortiones de las energías naturales. Todas las energias egoicas como ira, odio, envidia, impaciencia, miedo, intolerancia, orgullo, depresión son modificaciones de la energía del deseo que a su vez es solo el impulso creado por lujuria.
Esta energía del deseo que es la mayor expresión del ego nos hace identificar con el cuerpo físico, sentir separados de Dios y de los otros seres del mundo. La energía del deseo hipnotiza la mente y el Buddhi y nos hace ver las cosas erróneamente. Nos hace percibir lo real como ireal y viceversa. Nos hace percibir este mundo como real (mientras es una apariencia en la consciencia – DIOS) y nos impide tomar consciencia de Dios que es la única realidad siempre presente y la fuente de todo lo que existe. Nos lleva a preferir un poquito de placer mezclado con mucho sufrimiento en vez de buscar una libertad, paz y bienaventuranza sin limites y condiciones.  Nos hace creer que la felicidad se halla fuera de nosotros en los objetos sensoriales, mientras la felicidad es solo nuestra verdadera naturaleza siempre presente en nuestro corazón.
No necesitamos ni dinero, ni posesiones, ni placeres, ni nada del mundo exterior para estar contentos, plenos, felices y llenos de paz y amor. Necesitamos solo una mente pura  y clara, enfocada en nuestro corazón, donde mora eternamente nuestro Ser verdadero que es la personificación de la bienaventuranza, libertad y paz absoluta.
Tú y Dios sois Uno, tú y yo somos Uno, todo el universo es Uno, la única Conciencia nondual, impersonal y transcendente que brilla ininterrupidamente en el presente eterno.

Paz, Luz y Amor