No hay ni placer ni felicidad
en los objetos sensoriales
por Atman Nityananda
El Alma la felicidad y los deseos
Es verdad que en los objetos sensoriales no hay ni felicidad ni placer.
Además no hay dos tipos de felicidad. La felicidad es un atributo de nuestra
Alma (Consciencia) y podemos experimentarla cuanto nuestra mente está calmada y
introvertida. La mente sosegada y enfocada en su fuente (consciencia) refleja
naturalmente la dicha eterna y infinita que ya somos. Pero hay dos maneras
experimentar la felicidad que ya somos. Directa y conscientemente a través de
la meditación o cuando el ego es totalmente eliminado. Parcial e
inconscientemente a través del cumplimiento de los deseos. Cuando un deseo se
cumple la mente se vuelve, por un tiempo, calmada, concentrada e introvertida.
En este estado mental la mente refleja naturalmente la felicidad de nuestro Ser
interior o Consciencia. Pero nosotros no lo reconocemos porque el ego (junto
con la tamas guna) pone un velo en este proceso y pensamos que experimentamos
felicidad porque hemos conseguido el objeto deseado. A causa de esta ilusión
estamos convencidos que la felicidad que experimentamos cuando cumplimos el
deseo se proviene del objeto mismo. Y este engaño nos hace buscar la felicidad
una y otra vez en los objetos y las situaciones exteriores.
El disfruto, el placer y el sufrimriento
En este mundo hay solo un placer, el placer sexual. Entonces la única
manera para experimentar placer es hacer el amor. Pero a causa del órgano
'kundabuffer' y del orgasmo el placer sexual está ahora cristalizado en nuestro
cambo energético como lujuria y pasión y asume la forma del deseo. Esta energía
de pasión se proyecta no solo a los hombres y las mujeres sino también a otros
objetos sensoriales. Por ejemplo, nuestro ego proyecta la pasión y la lujuria a
la comida o la bebida. Entonces, cuando por ejemplo comemos un pastel que nos
gusta, el placer que experimentamos no tiene nada que ver con el pastel sino es
una proyección de nuestra pasión en ello. La lujuria que nos impulsa comer el
pastel, en el momento que lo comemos se proyecta en ello asumiendo la forma del
placer. Así cuando comemos el pastel experimentamos una sensación agradable
junto con una sensación de placer.
Teniendo en cuenta que nuestra mente discriminativa está hipnotizada por la lujuria creemos que el pastel nos da placer mientras en realidad experimentamos solo nuestra lujuria o pasión sexual modificada y proyectada en la comida. La sensación agradable es un proceso natural y muy distinto del placer. El pastel puede ser agradable o desagradabe por distintas razones y en diferentes condiciones pero nunca puede ser placentero.
Teniendo en cuenta que nuestra mente discriminativa está hipnotizada por la lujuria creemos que el pastel nos da placer mientras en realidad experimentamos solo nuestra lujuria o pasión sexual modificada y proyectada en la comida. La sensación agradable es un proceso natural y muy distinto del placer. El pastel puede ser agradable o desagradabe por distintas razones y en diferentes condiciones pero nunca puede ser placentero.
Creyendo que el placer se deriva de los objetos se desarrolla poco a
poco en nosotros el apego y la adicción a los placeres sensuales. Asì la
lujuria nos impulsa, una y otra vez, a buscar y experimentar los mismos
placeres a través de los mismos objetos - o otros similares. En realidad el ego sustituye el placer sexual a través experiencias placenteras relacionadas con las comidas , las bebidas, o otros objetos.
Cuando no tenemos lo que deseamos o cuando perdimos el objeto querido nos sentimos desilusionados, tristes, incompletos, inquietos, descontentos, y experimentamos angustia, carencia, etc. Todas estas emociones no tienen nada que ver con nosotros mismos (nuestra Alma o nuestra mente pura), son solo modificaciones de la energía de la lujuria que quiere siempre experimentar placer. Por eso, la única manera de liberarnos de las emociones anteriormente mencionadas y todas las demás (como ira, depresión, miedo, ansiedad, impaciencia, etc.), es eliminar la energía de la lujuria. Sin lujuria no hay apego ni sufrimiento.
Cuando no tenemos lo que deseamos o cuando perdimos el objeto querido nos sentimos desilusionados, tristes, incompletos, inquietos, descontentos, y experimentamos angustia, carencia, etc. Todas estas emociones no tienen nada que ver con nosotros mismos (nuestra Alma o nuestra mente pura), son solo modificaciones de la energía de la lujuria que quiere siempre experimentar placer. Por eso, la única manera de liberarnos de las emociones anteriormente mencionadas y todas las demás (como ira, depresión, miedo, ansiedad, impaciencia, etc.), es eliminar la energía de la lujuria. Sin lujuria no hay apego ni sufrimiento.
Eliminar la lujuria no significa que tenemos que abandonar el disfrute de
los objetos sensoriales. Una vez eliminada la lujuria podremos disfrutar los
objetos sensoriales tal como son, sin proyectar sobre ellos la pasión ilusoria
que está registrada en nuestro cambo energético. Además no experimentaremos
sufrimiento en la carencia o la perdida de los objetos. Sin lujuria y deseos
experimentaremos naturalmente y sin ningún esfuerzo la paz y la dicha de
nuestra alma.
El rajas y tamas gunas causan la ilusión
La proyección de felicidad y placer en los objetos externos ocurre debido a
la potencia de rajas guna y no podemos ser conscientes de ello ya que el tamas
guna la encubre. Esto sucede en un abrir y cerrar de ojos y por eso es muy
difícil para la mayoría ser consciente de ello.
El sattva guna el discernimiento e la indagación nos
liberan de la ilusión y el sufrimiento.
Cuando, por el aumento de la cualidad sattva en nuestra mente y por
la discriminación (discernimiento) e indagación, nos demos cuenta de esta
proyección ilusoria comprenderemos que la felicidad no tiene nada que ver
con los objetos sensoriales y que nuestro sufrimiento se debe a la energía de
pasión y la lujuria que llevamos en nuestra psique. Con esta realización
surgirá naturalmente en nosotros el desapego y el desapasionamiento
(indiferencia) hacia los placeres sensuales. Finalmente a través el desapego,
el discernimiento y la meditación profunda podémos liberar nuesta mente
totalmente de las energías del deseo y de la lujuria.
Cuanto nuestra mente está libre de pasión y lujuria, se hace tranquila y
sosegada, clara, aguda y se descansa naturlmente en su fuente (el Alma,
Consciencia) y experimentamos paz y bienaventuranza sin limites.
Paz, Luz y Amor